En
Isaías 42:3 leemos:
"No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo mortecino; con fidelidad traerá justicia. " En los días en que se escribió la palabra del Señor, la luz en la casa era una necesidad total, tanto que dormir sin luz era señal de una pobreza casi absoluta. La luz indicaba a todos los de fuera que allí había personas durmiendo. Si en dado momento alguien era echado fuera de la casa, se tomaba como algo terrible, y fue de ahí donde surgió la frase
“las tinieblas de afuera” (
Mt. 22.13). Cuando Isaías escribió esta profecía, mucho consuelo recibieron aquellos que estaban descarriados en el pueblo, al saber que Dios mismo les ofrecía la posibilidad de tener de nuevo acceso a aquella luz que habían perdido; cf.
Sal. 18:28.
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