
En la anterior lección vimos que el hombre es un ser excepcional y privilegiado. Vimos que el hombre es la mayor y la mejor evidencia del inmenso poder de Dios, pero también el objeto de su enorme amor y bondad. Varias son las razones que observamos para creer en ello, y ahora sabemos qué somos con exactitud tanto para Dios, como para el resto de la creación, incluyendo con esto al mismo Satanás, pues al saber el Diablo que el hombre era el objeto del amor divino, no tardó mucho en interponerse en esta maravillosa relación.
A. Pero aun bajo aquella condición tan excepcional y favorable, el hombre tenía una clara restricción. Dios había dado una orden específica al hombre, la cual debía ser cumplida a cabalidad, con lo cual el hombre podía mostrar su subordinación o sometimiento a su amoroso Creador.
Gn. 2.16-17 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
B. Esta condición tan privilegiada del ser humano, cambió radicalmente cuando llevado por el engaño del Diablo y por su propia concupiscencia, decidió el hombre desobedecer al mandato divino. En Gn. 3 se nos presenta el relato completo de la caída del hombre. Quisiera resalta de allí lo que dicen los versos 4.-6…
Gn. 3.5-6 “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”
C. A partir de ese preciso momento, la condición del hombre fue totalmente distinta de aquella que originalmente tuvo, la cual observamos en la lección anterior…
1. En primer lugar el hombre tuvo conocimiento de su desnudez, lo cual le llevó a la vergüenza.
Gn. 3.7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
2. Por esto mismo, el hombre evitó la presencia de Dios.
Gn. 3.8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
3. Todo esto hizo que el hombre se sintiera temeroso.
Gn. 3.10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
4. Pero lo peor que estaba por venir, pues Dios mismo le había advertido al hombre acerca del costo enorme de su desobediencia…
a. Cuando Dios le dijo al hombre que moriría por causa del pecado, le estaba manifestando básicamente que toda desobediencia tendría consecuencias terribles. En otras palabras, Dios le dijo a Adán que su transgresión o insubordinación no quedaría impune, por más amor que tuviera para con él…
Nah. 1.3a. Jehová es tardo para la ira y grande en poder, mas no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies.
b. El hombre entonces ignoró el mandamiento del Señor. Así, tal como Dios mismo se lo había manifestado, las consecuencias no se hicieron esperar.
1. En primer lugar vemos la introducción del dolor y la sujeción, en el contexto de la reproducción y la relación conyugal…
Gn. 3.16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.
2. En segundo lugar, vemos la introducción de la maldición y el sufrimiento en el contexto general de la creación, y el contexto del trabajo…
Gn. 3.17-18 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
3. Pero lo más terrible estaba por venir, pues tal como Dios lo había manifestado, el hombre pereció…
Gn. 3.19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
4. Tal vez no exista una consecuencia más terrible por el pecado cometido, que el llegar a ser separado de la presencia del Señor. Cuando Adán fue creado por Dios, gozaba de una comunión estrecha con él. Adán disfrutaba de una relación íntima y afable no solo con Dios, sino con el resto de la creación. Pero introducido el pecado, se introduce también la muerte.
Gn. 3.22-23 “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.”
5. Como vemos, la introducción del pecado en el mundo, introduce también la angustia, la vergüenza, el sufrimiento, la maldición, el dolor, la desesperanza y la condenación en el mundo. Tal como Dios lo dijo, se introduce la muerte y la separación de Dios para con el hombre.
Así, aquel panorama tan maravillo de principios de la creación, cambia totalmente a causa del pecado.
D. Vemos pues que cuando el pecado hace su presencia en el contexto de la creación, esto genera la condición propicia para la Gracia de Dios, lo cual será el tema fundamental de nuestra próxima lección.
1. Entonces, desde la ruptura de aquella preciosa relación entre Dios y el hombre por causa del pecado.
2. Desde la introducción del sufrimiento y de la muerte en el contexto de la creación.
3. Desde la caída del hombre, les invito a observar la próxima lección, la cual nos mostrará un poco más del carácter del Señor, pues trataremos sobre la santidad y la justicia divina.
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