El término "samaritanos" llegó a identificar a todos los habitantes de la región de Samaria, cuya raza se originó de la fusión del remanente de Israel, después de la deportación que tuvo origen con la invasión de los asirios aproximadamente en 722 a. de C. Así entonces, desde el punto de vista judío, los samaritanos eran descendientes de los gentiles por un lado (2 R. 17-18), y de los judíos traidores que no tenían respeto por la torah (ley), al llevar a cabo un sincretismo religioso nunca antes visto en Israel (2 R. 17:32-33). Sin embargo; desde el punto de vista de los samaritanos, ellos eran los verdaderos descendientes de los israelitas.
Para los días en que Felipe desciende a la región de Samaria, judíos y samaritanos evitaban cualquier tipo de contacto entre ellos; cf. Jn. 4:9. El prejuicio marcaba profundamente el desprecio entre unos y otros, llegando a ser una ofensa el mero hecho de pertenecer a una u otra raza; cf. Jn. 8:48.
En esta lección veremos cómo el evangelio puede quebrantar las divisiones humanas; tal vez esa sea la más grande lección que aprendemos a través del ejemplo de conversión de los samaritanos.
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